Comentario
CAPÍTULO XXXVIII
De animales de monte
Fuera de los géneros de animales que se han dicho de monte, que son comunes a Indias y a Europa, hay otros que se hallan allá, y no sé que los haya por acá, sino por ventura traídos de aquellas partes. Saynos llaman unos como porquezuelos, que tienen aquella extrañeza de tener el ombligo sobre el espinazo; éstos andan por los montes a manadas; son crueles y no temen, antes acometen y tienen unos colmillos como navajas, con que dan muy buenas heridas y navajadas si no se ponen a recaudo los que los cazan. Súbense los que quieren cazarlos a su seguro, en árboles, y los saynos o puercos de manada, acuden a morder el árbol, cuando no pueden al hombre; y de lo alto, con una lancilla, hieren y matan los que quieren. Son de muy buena comida, pero es menester quitalles luego aquel redondo que tienen en el ombligo del espinazo, porque de otra suerte dentro de un día se corrompen. Otra casta de animalejos hay, que parecen lechones, que llaman guadatinajas. Puercos de la misma especie de los de Europa, yo dudo si los había en Indias antes de ir españoles, porque en la relación del descubrimiento de las islas de Salomón se dice que hallaron gallinas y puercos de España. Lo que es cierto es haber multiplicado cuasi en todas partes de Indias este ganado, en grande abundancia. En muchas partes se come carne fresca de ellos, y la tienen por tan sana y buena como si fuera carnero, como en Cartagena. En partes se han hecho montaraces y crueles y se va a caza de ellos, como de jabalíes, como en La Española y otras islas, donde se ha alzado al monte este ganado. En partes se ceban con grano y maíz y engordan excesivamente, para que den manteca, que se usa a falta de aceite. En partes se hacen muy escogidos perniles, como en Toluca, de la Nueva España, y en Paria, del Pirú. Volviendo a los animales de ella, como los saynos son semejantes a puercos, aunque más pequeños, así lo son a las vaquillas pequeñas las dantas, aunque en el carecer de cuernos más parecen muletas; el cuero de éstas es tan preciado para cueras y otras cubiertas, por ser tan recias que resisten cualquier golpe o tiro. Lo que defiende a las dantas la fuerza del cuero, defiende a los que llaman armadillos la multitud de conchas que abren y cierran como quieren a modo de corazas. Son unos animalejos pequeños que andan en montes, y por la defensa que tienen, metiéndose entre sus conchas y desplegándolas como quieren, los llaman armadillos. Yo he comido de ellos; no me pareció cosa de precio. Harto mejor comida es la de iguanas, aunque su vista es bien asquerosa pues parecen puros lagartos de España, aunque éstos son de género ambiguo, porque andan en agua y sálense a tierra, y súbense en árboles que están a la orilla del agua, y lanzándose de allí al agua, las cogen, poniéndoles debajo los barcos. Chinchillas es otro género de animalejos pequeños como ardillas; tienen un pelo a maravilla blanco, y sus pieles se traen por cosa regalada y saludable para abrigar el estómago y partes que tienen necesidad de calor moderado; también se hacen cubiertas o frazadas del pelo de estas chinchillas. Hállanse en la sierra del Pirú, donde también hay otro animalejo muy común que llaman cuy, que los indios tienen por comida muy buena, y en sus sacrificios usaban frecuentísimamente ofrecer estos cuyes. Son como conejuelos y tienen sus madrigueras debajo de tierra, y en partes hay donde la tienen toda minada. Son algunos de ellos pardos; otros blancos, y diferentes. Otros animalejos llaman vizcachas, que son a manera de liebres, aunque mayores, y también las cazan y comen. De liebres verdaderas también hay caza en partes, bien abundante. Conejos también se hallan en el reino de Quito, pero los buenos, han ido de España. Otro animal donoso y el que por su excesiva tardanza en moverse le llaman pericoligero, que tiene tres uñas en cada mano; menea los pies y manos como por compás, con grandísima flema; es a la manera de mona y en la cara se le parece; da grandes gritos; anda en árboles y come hormigas.